Soria en Seiscientos, recorriendo sin prisa los paisajes

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Los pasados 9 y 10 de septiembre cuarenta Seat 600 de todas las versiones y variantes del modelo, incluida la mítica furgoneta 600 Formichetta, recorrieron las poco transitadas carreteras y los desconocidos y bellos paisajes de la provincia de Soria.

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El hilo conductor fue el libro “Soria en Seiscientos” escrito por Javier Martínez Romera, coorganizador junto a Miguel Pelayo García del evento, patrocinado por Pastisoria y GES Seguros.

Provenientes de lugares tan dispares como, Barcelona, Tarragona, Ciudad Real, Cartagena, Santiago de Compostela, Burgos, Palencia, Navarra, Vizcaya, Madrid, Molina de Aragón, La Rioja y Zaragoza, los veteranos Seat transportaron sin desmayo a sus ocupantes hasta Soria para iniciar las actividades previas ya el viernes por la tarde con una visita guiada al centro histórico de la ciudad y una cena en el Casino Amistad Numancia, que este año cumple su 175.º aniversario.

El sábado por la mañana, tras el reparto, de obsequios, dorsales y rutómetros, con ese simpático nerviosismo mezclado con emoción de organizadores y conductores y con el calor afectuoso del numeroso público que se acercó a contemplar la salida, los entrañables seiscientos se dirigieron en ordenada comitiva hacia Alconaba, Aldealfuente y, siguiendo el Duero, hacia Tardajos y El Cubo de la Solana para irse adentrando, poco a poco, en las planicies cerealistas y los esplendorosos campos de coloristas girasoles en torno a Nomparedes, Bliecos y Serón de Nágima. La primera parte de la etapa terminó en Morón de Almazán, donde visitaron el Museo Provincial del Traje y la interesante exposición “Vestir de propio”, que repasa la vestimenta de trabajo y fiesta de nuestros antepasados, que supieron llevar con arte e ingenio la escasez y el duro trabajo. Mientras, los vehículos reposaban en la bella plaza plateresca observados con curiosidad y simpatía por los muchos vecinos que se acercaron a contemplarlos.

Reemprendida la marcha, los seiscientos siguieron rodando a la sombra del castillo de Soliedra, del campanario de cubierta herreriana de Nolay, del imponente castillo de Almenar o de las torres de Hinojosa del Campo. Llegados a Matalebreras, repostaje y comida y tertulia reposada.

En la etapa de la tarde, los seiscientos atravesaron históricas localidades de ecos románicos como Arancón, el torreón de Torretartajo y la coqueta Renieblas. De vuelta a Soria, los vehículos quedaron estacionados junto al Duero, mientras los participantes visitaban esa maravilla del arte, que si románico que si oriental, que son los Arcos de San Juan de Duero del siglo XIII.

Tras un breve descanso, la cena y entrega de trofeos se celebró en el Hotel Alfonso VIII de la capital soriana. A los postres recibieron galardón al mejor Seat 600 la camioneta Formichetta 600 del soriano Francisco Gil, al más lejano, Francisco Javier Martínez Contreras venido desde Cartagena en un Seat 600 E, y el más antiguo, un Seat 600 N de 1960 venido desde Santiago de Compostela. También recibió un galardón al estreno y restauración el soriano Félix Pinilla por su precioso Seat 600 N, nada menos que un SO-3880 de matrícula.

Recibieron igualmente premio los dos clubes que aportaron más participantes foráneos, el de Amics dels Clasics de Montcada i Reixac de Barcelona y el Club de Amigos del 600 y Vehículos Clásicos de Ciudad Real.

Se premió también a los copilotos más jóvenes, indudable garantía de futuro de la afición, Nil y Martí Aguilar y el soriano Raúl Perales García, que recibieron un pase, gentilmente proporcionado por Jaime y Rubén Sánchez de la maravillosa Colección Seat en Rodaje de Milmarcos (Guadalajara), para visitarla en una próxima jornada de puertas abiertas, premio que sin duda disfrutarán. Más pases se sortearon a continuación, con expectación y curiosidad, entre los asistentes. Finalmente, los organizadores recibieron también obsequios de agradecimiento por parte del Club 600 de Palencia, el de Amics dels Clasics de Montcada i Reixac y el Club de Amigos del 600 de Ciudad Real.

El domingo, con 220 kilómetros recorridos y 100 más aún por recorrer, la veterana comitiva, abandonó la Plaza Mayor de Soria y, dejando la ciudad por el medieval puente de piedra, se encaminó hacia Almajano, Aldeaseñor y Castilfrío de la Sierra, dónde fue recibida por su alcalde, el diputado Tomás Cabezón acompañado por gaiteros ataviados con el traje tradicional, detalle que fue muy comentado y agradecido por los participantes, para luego comenzar a descender por Ausejo de la Sierra y Portelárbol hasta Matute de la Sierra  y realizar a continuación una parada en la Casa Fuerte de San Gregorio, el impresionante castillo del siglo XV que quedó inmortalizado como portada del libro “Soria en Seiscientos” en el magistral dibujo de David Martín Espinosa.

Reemprendida la marcha, los seiscientos se adentraron en la zona más verde de Soria y ascendieron hacia Villar del Ala y Aldehuela del Rincón, para, arropados por la exuberante vegetación, llegar después hasta El Royo e Hinojosa de la Sierra. No mucho más tarde, llegaban al Aeródromo de Garray. Gracias a los buenos oficios de Sebastian Popa, a la cabeza del excelente equipo humano de la instalación, los pequeños Seat quedaban estacionados bajo los enormes aviones Lockheed C-130 Hércules que alberga el aeródromo, componiendo una llamativa fotografía que evidenciaba el simpático contraste entre lo grande y lo pequeño que hizo las delicias de los participantes y evidenció la importancia de un buen diseño técnico a cualquier escala.

En el restaurante del aeródromo se celebró la comida de clausura de la concentración, aunque varios participantes aprovecharon, ya fuera de programa, para darse su bautismo en el aire en el aeródromo o despedirse de Soria con una típica cena en la Casa del Guarda de Valonsadero antes de madrugar el lunes y retornar a sus lugares de origen saboreando lo visto y disfrutando en tierras sorianas con ese pequeño gran coche que motorizó nuestro país.

Javier Martínez Romera

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