Motoretroguara, el rugir del pasado

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Encuentro anual de motos antiguas que une a los apasionados en Colungo, Sierra de Guara - Somontano de Barbastro

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El pasado sábado 7 de octubre, Colungo (Somontano de Barbastro) fue el escenario de la segunda edición del MOTORETROGUARA; un evento que organiza la asociación cultural O PORTAL D’A CUNARDA.

Bajo el cielo azul de un cálido sábado de otoño, el rugir de motores olvidados por el tiempo resonaba de nuevo en las calles de este pequeño y tranquilo pueblo. Era el día esperado para el encuentro de motos antiguas, un evento que no solo atrae a amantes de las dos ruedas de todas partes para celebrar la belleza de las máquinas clásicas y la pasión que las mantiene en movimiento (llegaron motos principalmente de la provincia de Huesca, pero también de Navarcles, Sabadell, Lérida o Zaragoza), sino que también pone de manifiesto el espíritu solidario de la comunidad local destacando el papel vital de los voluntarios de la asociación en su organización..

Los primeros madrugadores; los primeros rugidos; los primeros encuentros y abrazos… señal inequívoca de que algo sucedía en Colungo. A las nueve en punto se abrió el punto de registro en el que se facilitaba a los participantes la tarjeta identificativa, los vales de comida y del sorteo, así como la información de las rutas turísticas propuestas. A los 34 preinscritos oficiales, se le sumó el mismo día los de última hora, llegando a reunir a 42 motos clásicas.

Bajo el toldo, la plaza mayor se convirtió en el epicentro del encuentro como escenario nostálgico donde el brillo de las motocicletas antiguas iluminaba la admiración de todos los presentes. Cada máquina era una obra de arte en sí misma, cuidadosamente restaurada para recuperar su antigua gloria. Algunos de sus propietarios, con manos hábiles y corazones apasionados, han dedicado incontables horas a la meticulosa restauración de estas joyas del pasado.

El aroma a gasolina y aceite impregnaba el aire, y la emoción era palpable en cada rincón de la plaza. Los moteros compartían historias sobre sus motos y compartían secretos de mecánica mientras admiraban el trabajo meticuloso que había llevado devolver a la vida a estas máquinas de dos ruedas rescatando verdaderos tesoros de los confines polvorientos de algún granero olvidado.

En un rincón, un motero mayor, eternamente joven de espíritu, detallaba cada parte de su moto con orgullo, desde el carburador hasta el tubo de escape, y el coro de los presentes escuchaba con admiración mientras compartía sus conocimientos.

En otra mesa, la mecánica era el lenguaje universal aquí. Un joven mecánico con el brillo en los ojos hablaba apasionadamente sobre la restauración de su moto, un modelo icónico de Lambretta de los años 60. Cada propietario entendía la importancia de mantener viva la tradición de cuidar de estas motos legendarias.

Después de un copioso desayuno con huevos fritos, panceta y longaniza, mientras avanzaba la mañana, los participantes arrancaron sus motores y recorrieron las pintorescas carreteras de la Sierra de Guara y la Hoya de Huesca. Los 88 km del recorrido turístico largo propuesto, o los 45km del corto, permitieron disfrutar de unos paisajes espectaculares, y en algunos tramos también sufrir por los parcheados de las sinuosas carreteras aragonesas o la caída de un piloto, afortunadamente sin consecuencias graves, por la gravilla suelta en una doble curva. El sonido del escape resonaba en las colinas, y las motos antiguas dejaban un rastro de nostalgia a su paso. Era un tributo a la historia sobre ruedas.

Una bien merecida parada a medio camino, en Panzano, permitió estirar las piernas y reponer energías. Al arrancar, al compañero con una Morini 350 Sport le perdía gasolina la moto por un tubo del carburador, y lo solucionaron entre varios con una navaja y el tubo sobrante de una Ossa. Así la fraternidad entre los moteros era evidente en cada interacción. Se ayudaban mutuamente, compartían consejos y experiencias, y formaban una comunidad unida por su amor a las motocicletas antiguas.

Otro de los aspectos más notables del MOTORETROGUARA es la comida. Así, 14 voluntarios trabajaron incansablemente, algunos desde la noche anterior, en las cocinas del salón social, donde se prepararon platos deliciosos para saciar el apetito de los participantes.

Al regresar al pueblo a las 14h, los participantes compartieron la comida bajo la carpa. El aroma de la comida casera de carne guisada llenó el aire y atrajo a todos a compartir una comida en comunidad. La solidaridad se manifiesta en cada plato servido y en las sonrisas de satisfacción en los rostros de quienes disfrutaron de la hospitalidad de Colungo. Los asistentes intercambiaron anécdotas y estuvieron atentos al sorteo de lotes de productos que empresas de la zona colaboraron con la organización y de un jamón. Hubo lote para todos.

También nuestro experto jurado otorgó los cuatro premios del encuentro que consistía en un plato único de alfarería local. Los premiados fueron:

  • 1er PREMIO MOTO MEJOR RESTAURADA: JOSÉ MARÍA PÉREZ MARSÓ – LAMBRETTA LI 150 S3 - 1965
  • 2on PREMIO MOTO MEJOR RESTAURADA: MANUEL HERNANDEZ BUSTAMANTE – OSSA 125 C2 – 1962
  • PREMIO MOTO MÁS ANTIGUA (que realizó la ruta): LUIS AGUILAR SANCHEZ – NORTON ES2 – 1944
  • PREMIO AL EQUIPO MOTO/MOTERO MEJOR ATAVIADO DE ÉPOCA: PEDRO VENDRELL LLOBET – KMZ MT – 1968

Sobre las 17h, llegó el momento de las despedidas, de los abrazos, del “nos vemos pronto”. El evento había sido un éxito, no solo como una exhibición de motos antiguas, sino como una celebración de la pasión, la mecánica y la fraternidad que unió a todos los presentes.

El rugir del pasado había vuelto a la vida por un día, recordándonos que, aunque el tiempo avance inexorablemente, la belleza y la pasión por las motos clásicas y antiguas perdurarán siempre en el corazón de quienes las aman.

¡Hasta el año que viene, MOTORETROGUARA!

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