Desde 1970 y de manera ininterrumpida (con la excepción de 2021 por la pandemia y el año pasado que se trasladó al 30 de mayo, día de Canarias) lleva celebrándose el atractivo y tradicional Paseo Coches Antiguos en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, coincidiendo con la piñata del carnaval Chicharrero, postrero día que dice adiós a estas fiestas consideradas de interés turístico internacional.
Organizado por el Club de Automóviles Antiguos de Tenerife, 32 viejas glorias de la automoción venidas de diversos sitios de la Isla y también de Gran Canaria, todas ellas matriculadas antes de 1939, se dieron cita desde las 10 de la mañana el pasado 26 de febrero, en el emblemático parque García Sanabria, llenando de glamour un estupendo domingo donde máquinas y personajes ataviados con trajes de esas épocas, deleitaron a aficionados y curiosos que no perdieron la oportunidad de fotografiarse con ellos, enalteciendo y llenando de color lo que hace muchas décadas solo se conocía en sepia.
Desde un Armstrong Siddeley Pheaton TF-557 de 1920 hasta un Histórico Oldsmobile Coupé de 1935, fueron los topes de fechas de matriculación allí exhibidos, pasando por emblemáticas marcas americanas y británicas tales como Austin, Buick, Cadillac, Chevrolet, Chrysler, Ford, Lanchester, Packard, Pierce Arrow, Studebaker, Vauxhall, Willis, y por supuesto un estupendo Overland Six 93-A Roadster TF-2797 de 1927, conducido por D. Abel Febles, que además de presidente del club organizador, es sin duda un apasionado de los coches, y que desde muy pequeño ha mantenido esta pasión, incluso rescatando, acumulando y restaurando modelos muy exclusivos algunos casi en el olvido, ya que en Canarias por un particular arancel, además de sitio de escala entre América y Europa, y una importante colonia Británica aquí establecida, permitió el desarrollo automotor, incluso antes de tener pocas carreteras apropiadas que comunicaran a esta capital, con el resto de la isla.
Después de dos horas de exposición, justo a las 12h, despegó el tradicional paseo por la rambla, para bajar por la calle San Sebastián hasta la avenida La Salle, cruzar el puente Galcerán hasta seguir por Méndez Núñez y el Reloj de las Flores, bajar por la calle El Pilar, hasta la avenida Francisco La Roche, donde quedaron nuevamente expuestos, para continuar hasta el Club Náutico, donde se procedió a la entrega de premios en el almuerzo y así despedir un años más esta decana tradición que con el lustre de sus propietarios brilla con luz propia, confiando en que nuevas generaciones continúen interesadas en seguir conservando este patrimonio cada vez más reducido pero más valioso.
Texto y fotos: Lorenzo Suárez Dorta
