El “Iso Isetta”, el “Isetta”, vamos, pasaría a la historia como vehículo muy popular, cuya forma ovoide sería lo más característico para la vista. Sería lanzado en 1953 en Italia, por el inventor del “Isocarro”, pero tuvo mayor aceptación en Alemania y Reino Unido, gracias a BMW. Tenía una exclusiva apertura delantera frontal, junto a una superficie vistosamente acristalada. Con capacidad para tres personas -bastante apretaditos, por cierto-, el diseño era precioso. En un robusto bastidor tubular, en principio, incluía tres ruedas solamente, a las que hubo de añadir la cuarta detrás, por razones puras de estabilidad y resistencia al vuelco. Disponía de cuatro marchas sincronizadas, y su minúsculo motor era trasero, acercado hacia el final del vehículo, en posición central, instalándolo detrás del habitáculo y, naturalmente, aislado de sus ocupantes, por delante de las ruedas traseras, con cierta inclinación hacia el lado derecho. Esto en algunos modelos se hizo por sencillez y economía de uso. Las ruedas de 10 pulgadas se frenaban mediante tambores de 180 mm de diámetro, eran hidráulicos. La versión española la construyó la factoría en Madrid “Iso Motor Italia, S. A.”, hasta 1960, y pronto sería conocido como “el huevo”. Pesaba 330 kilos y alcanzaba los 80 kilómetros hora. La cilindrada original era de 198 cc, aumentándose a 236 cc. La potencia era de 9,5 CV a 5200 rpm, 4 velocidades, capacidad de combustible 13 litros (el minúsculo depósito estaba situado encima del bloque propulsor). Su silueta, tirando a esférica, lo calificó también como “pompa de jabón”. Se hizo pivotar la columna de dirección para facilitar el acceso al interior, algo inédito en un vehículo. A primeros de 1957 se entregaron las primeras unidades al precio de 45.000 pesetas.
Ruta de los Molinos de la Mancha en Biscuter
El “Biscuter Voisin”, conocido en España, secillamente, como el “Biscuter”, fue un símbolo de los microcoches en los años 50. Ideado por Gabriel Voisin, en España se fabricaron en San Adrián del Besós, de las que salieron unas 12000 unidades a lo largo de 6 años de producción. No era un coche de líneas bellas. Su época dorada la formaron los años 1954, 1955, y 1956. Parecía una zapatilla, apodo que pseudoadoptó. El modelo 200 obtuvo las versiones R, C, I y F. El coche es de 1954, con tracción delantera, 3 velocidades, depósito de gasolina de 16 litros, velocidad máxima de 75 kilómetros hora, un peso de 300 kilos, cilindrada de 197 cc, y una potencia de 9 CV a 4800 r p m. A título anecdótico, recuerda este autor que encontrándose asomado un balcón, de niño, de la casa sevillana de un familiar, en plaza de San Lorenzo, 9, vió acercarse por la calle de frente (Santa Clara) un Biscuter, que conducía, por cierto, un pariente, un corpulento italiano llamado Hugo Tovanni. Cuando llegó a la misma altura donde se presenciaba la escena, aparcó el coche justamente abajo del balcón, quedando, tras la maniobra, algo retirado de la acera la parte de atrás. Tovanni, sin más, se bajó del vehículo, lo cogió en peso y lo arrimó a la acera (esto es tal cual se cuenta…). La llegada del Seat 600, en 1957, marginaría el “Biscuter”, por ser el 600 (sic) “un coche de verdad”.
Otros “rivales” de la época, con mayor o menor fortuna, fueron: “Kapi”, “Orix”, “Goggomóbil” (que en España se construyó en Munguía), y el “PTV”, que con un bello diseño se fabricó en Manresa. Como el espacio apremia, serán citados en otra ocasión.
Este tipo de vehículos vino a sustituir al “haiga”, quien había previamente sustituido al “fotingo”, y estamos hablando, naturalmente, de una época de economía autárquica.
Goggomobil vendido recientemente a través de Miclasico.com
Francisco Glez. Del Piñal Jurado
Historiador y Académico
