Jean Le Cam: Pasión 4L

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Al famoso navegador le encanta el «4L». Nunca se habría imaginado que al regalarle uno a su hija, en su 18 cumpleaños, tendría nada menos que ocho ejemplares, doce años más tarde. Él mismo nos relata la historia de esta pasión.

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Seguro que te suena. Jean Le Cam, leyenda viva de la vela internacional, con nada menos que cinco participaciones en el «Vendée Globe», también ha brillado por su heroísmo en la última edición al rescatar al skipper Kevin Escoffier en su balsa salvavidas en medio del Océano Índico. Este apasionado lleva muchos años destacando y compitiendo con barcos más modernos que su «Yes-We-Cam», su «4L de los mares» como le gusta llamarlo. Su día a día transcurre entre explorar los mares y… conducir sus 4L. Dos pasiones que, según él, tienen más en común de lo que podríamos creer.

«El 4L es un coche entrañable que ha marcado una época y pasado a través de las generaciones. Todos tenemos algún recuerdo del 4L. »

Jean Le Cam, navegador y «piloto» de 4L

Todos tenemos algún recuerdo del «primer coche para vivirlo»

Primer «coche para vivirlo», el Renault 4, pronto bautizado como «4L», nace de una idea genial: crear un coche polivalente que se pueda utilizar en cualquier ocasión. Jean Le Cam lo considera, además, un coche todoterreno por su ligereza. Como explicaba en la revista L’Equipe en marzo pasado: «4L, para mi barco, es transmitir una imagen. El pliego de condiciones del Renault 4 se elaboró para que fuera capaz de ir por el desierto. Era un coche para todos los terrenos, un auténtico 4x4.»

Esto lo demostró el 4L en el 4L Trophy, una carrera de rally-raid que se celebra cada año desde 1997. El 4L es un aventurero y atraviesa todo lo que aparece en su camino, sea arena o roca. Resulta difícil encontrar otro modelo aún capaz de todo esto 60 años después de su lanzamiento.

El 4L se presentó en julio de 1961 y era un 5 puertas dotado de un portón trasero que daba acceso a un espacio modulable: al reclinar la banqueta trasera la berlina se transformaba en furgoneta. Así que era un coche para la familia,  pero también un icono Pop de la cultura francesa, sin olvidar la huella que dejó en nuestras mentes al acompañar a la gendarmería, a la Poste -el servicio de correos francés- y a otras profesiones imprescindibles. De hecho, el Renault 4 furgoneta llevó con orgullo los colores de multitud de artesanos, autónomos, administraciones y grandes marcas. En resumen, todo un «monumento histórico», como señala Jean Le Cam.

 

El 4L, un coche que se puede mejorar constantemente

Aunque la producción haya cesado en 1992, seguimos viendo algunos 4L por las carreteras y en los mercados de ocasión y colección. La sencillez y fiabilidad de su mecánica seducen a muchos apasionados. Es, por otro lado, lo que más le gusta al navegador-constructor Jean Le Cam. En el mar o en tierra firme, al «rey Jean» le encantan los arreglos. Lo ha vuelto a demostrar en el última Vendée Globe al reparar su monocasco en plena ruta. El 4L encaja perfectamente con el ingenio de este lobo de mar: «es un coche en el que puedo hacer arreglos, que puedo modificar… un poco como mi barco Hubert, al que no dejo de mejorar».

Después de una Vendée Globe fue cuando su pasión se convirtió en verdadera colección. El marinero perdió su barco en la edición 2008-2009. Sin barco, se aburría y recuperó su pasión por los 4L. De uno que le regaló a su hija por su 18 cumpleaños pasó a dos, para mejorar el primero con algunas piezas. Después vino el dilema, como declaró a la revista L’Equipe: «voy a desvestir [uno] para vestir al otro. Pero en realidad no puedes hacer esto. ¡Es imposible!» Así fue como compró un tercero, y después un cuarto… ¡Incluso adquirió tres de golpe, hasta llegar a una colección de ocho 4L!

Aun así, todavía no está listo para dar el paso y participar en una carrera al volante de un 4L. Jean Le Cam prefiere reservar la velocidad para sus salidas al mar y «mimar» a sus 4L antes de estropearlos por la arena del 4L Trophy.

También comenta que sueña con una versión 2.0, 100 % eléctrica, de este icono que marcó su época. Algo con que permitir a este coche de culto volver al primer plano de la escena para seguir marcando a muchas generaciones.

Después de este testimonio queda claro… Este coche de ayer es también el coche de hoy, ¿y por qué no el del futuro?

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