Conservatorio Citroen, lugar de culto para los apasionados a la marca

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En el Conservatorio Citroën, a las afueras de París, se pueden ver modelos icónicos que han marcado la historia del automóvil como el Traction Avant, el 2CV, el Méhari, el GS, o el Citroën SM Prototipo, que cumple 50 años.

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Citroën es una marca diferente. A lo largo de su historia ha roto paradigmas y ha abierto el camino a nuevas formas de entender el automóvil. El objetivo ha sido siempre y sigue siendo hoy facilitar la vida a las personas, ofreciéndoles soluciones útiles de movilidad adaptadas a sus necesidades. “Nada nos mueve como un Citroën”, es una frase que está presente en los Citroën históricos que se mantienen como el primer día en el Conservatorio de la Marca. Situado en Aulnay-Sous-Bois, a las afueras de París, en este espacio se pueden encontrar todos los vehículos de Citroën que han marcado época: desde el Tracción Delantera, hasta el Méhari, pasando por el 2CV o el GS, entre otros.

El Conservatorio Citroën es un auténtico museo de la historia del Doble Chevrón: alberga más de 400 piezas, lo que lo convierte en la mayor colección internacional de Citroën en todo el mundo. 250 de ellas están expuestas en su Pabellón Principal. Los vehículos, entre los que también se pueden ver los concepts que han ido marcando las líneas de los futuros modelos.

A través de la asociación La Aventura Citroën y de iniciativas como la Amicale Citroën Internacional, que agrupa a clubes, aficionados y coleccionistas de los vehículos de la Marca, el Conservatorio es un elemento indispensable en la organización de eventos, salones centrados en la historia del automóvil y del Doble Chevrón.

Entre las joyas que se pueden contemplar en el Conservatorio están los Citroën del periodo de Entreguerras, testigos del nacimiento de la Marca y de los elementos que han construido su leyenda como el Tipo A, primer modelo fabricado en serie en Europa, el B10, pionero en el uso de chasis de acero, el C4, el C6 o también el Rosalie, vencedor de varios récords mundiales de resistencia y sin olvidar el Citroën Traction Avant, el automóvil que popularizó la tracción delantera. Un viaje en el tiempo para redescubrir las tecnologías y las innovaciones de la época.

También hay espacio para lo Citroën de los años 40, 50, 60, 70, 80… que siguen muy presentes en la memoria colectiva por su diseño inconfundible o sus innovaciones técnicas, como el Citroën 2 CV, el futurista Citroën DS, el innovador Citroën GS o las versiones más deportivas del Citroën SM. Tampoco faltan los vehículos más recientes en sus versiones más sorprendentes.

Citroën no olvida en este periplo por su historia los vehículos comerciales: uno de los pilares de la marca en la actualidad y a lo largo de las últimas décadas. Entre las piezas únicas que se pueden hallar en el Conservatorio destaca el último ejemplar fabricado del Tipo H, el célebre furgón construido en chapa con nervaduras, que se ha convertido en un icono del fenómeno de los ‘Food Truck’. Su diseño único, su versatilidad y sus capacidades de transformación lo hicieron omnipresente en las carreteras y las calles de toda Europa durante sus más de 35 años de vida comercial. Ahora, estos son sus puntos fuertes para ser el abanderado de la revolución de los restaurantes sobre ruedas. Se dejó de fabricar en 1981, cerrando la producción de este modelo, que se inició en 1947.

La aventura y el deporte constituyen un elemento esencial de la identidad de Citroën. En el Conservatorio es posible recordar el 2 CV Cross o el  ZX del rallye-raid París-Moscú-Pekín 1992 e incluso llegar más lejos y subir a uno de los C4 Autocadenas protagonistas de históricas aventuras como fueron los famosos Cruceros Negro y Amarillo de Citroën. Con el primero de ellos, del 28 de octubre de 1924 al 26 de junio de 1925, Citroën recorre de norte a sur todo el continente africano. Cinco años después, arrancó el Crucero Amarillo, con el que Citroën afrontó la travesía del continente asiático, desde Beirut hasta Pekín.

El Conservatorio Citroën posee también vehículos insólitos, ya sea por su historia o por sus detalles específicos, como el Tipo J, con el que Citroën ha dejado su huella en las ruedas de chevrones de los tractores. O un helicóptero biplaza, desarrollado por la marca en los años 70 como alternativa a los atascos.

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