Un coche eléctrico a batería genera 26 toneladas de CO2 durante su producción, emisiones que un clásico típico tardaría más de 46 años en lograr.

El impuesto sobre las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos de tracción mecánica, que afecta a 2,3 millones de vehículos, es un tributo propio de la Generalitat de Catalunya, cuyo objeto es grabar las emisiones de dióxido de carbono que producen estos vehículos y que inciden en el incremento de las emisiones de gases con efecto de invernadero.

El trabajo y esfuerzo de clubs y federación catalana ha conseguido que los vehículos de más de 30 años estarán bonificados del nuevo impuesto sobre el CO2.