Enrico Piaggio anunció con campanillas el 23 de abril de 1946 en Florencia el nacimiento de la scooter Vespa, presentándose las 15 primeras motos, sin pausa, cuando Piaggio la vio y comentaría: “Bonita, me recuerda una avispa” (“Bello, mi sembra una Vespa”). En enero de 1947, aquello se convertiría en realidad, y entraría en cadena de fabricación en Italia, por parte de Ferdinando Innocenti D’Ascanio. Existen escasas referencias a satisfacción del autor, abundando algunas contradicciones, lagunas y malos entendidos, aunque a la postre Vespa Ape se construye en 1948.
En el caso de España, la fabricación de Vespa no se hizo esperar demasiado, y se instala en el distrito de Ciudad Lineal, en Madrid. La empresa en la que salió al mercado no es otra que Moto Vespa, S. A., la misma que, obviamente, fabricaría el Vespacar, al que hoy nos estamos refiriendo; sociedad que, ya el 28 de noviembre de 1960, convocó la salida del Vespacar 199, 200 y 201. Tres versiones diferentes de este revolucionario producto, innovador para la época, de escaso consumo, generoso diseño, práctico, económico, manejable, útil, sencillez en su mecánica, de sencilla (también) maniobrabilidad y fiabilidad… La situación y manejo de mandos es idéntico al del scooter, disponiendo de una pequeña palanca bajo el asiento para la marcha atrás, y dotada de batería, freno de estacionamiento, e intermitentes. A los 400 kilos de carga hay que sumarle las 2 personas que permite la cabina, con una cilindrada de 150 cc, y transmisión mediante diferencial epicicloidal, cambio de 4 velocidades hacia adelante con mando sobre manillar, más la citada marcha atrás; consumo de 3,4 litros a los 100 kilómetros, capacidad del depósito 11 litros, potencia 6 CV, velocidad máxima de 60 km/h, peso incluida la cabina de 195 kilos, y unas dimensiones de la caja abierta de 125x125x27 cm, siendo las del furgón 125x113x80 cm.
Con el tiempo todo esto evolucionó tal y como lo fue demandando el progreso y el mercado. Se fabricaron plataformas, cross, furgones, cajas, transporte de pasajeros, calessinos; ideal para reparto urbano, coche de trabajo, triciclo motorizado, y furgón al que se le subió la altura en 1963, ganando eficacia.
Los primeros tiempos, pues, en España fueron muy acertados, notándose también en la enorme cantidad de triciclos de reparto urbano que le fue cediendo la actividad a estos otros “triciclos motorizados”. Durante los primeros cuatro años se fabricaron unas 1500 unidades por año (principios de los años 60 del siglo XX), cayendo sus ventas en 1965 por razones de competencia con otras marcas; y entonces se le aumentó el tamaño de la cabina; el habitáculo del furgón, elevando su altura, como se ha citado; las puertas se abrían de atrás hacia adelante y algunos modelos incluían calefacción.
Para finalizar, procede apuntar que la Vespa ha sido siempre un vehículo ideal para Correos, pues la parte delantera permite alojar la enorme cartera que antes llevaban los sufridos carteros para el reparto, en toda España, por lo que este scooter sería muy codiciado por la Dirección General de Correos y Telégrafos, que los utilizó abundantemente, encuadrados entonces en lo que fue el PMM (Parque Móvil Ministerial). Lo mismo ocurrió con el Vespacar, desde el principio de su lanzamiento, y que se siguió utilizando eficazmente por el organismo autónomo Correos, aunque ya con matrícula civil. Y nos despedimos tal y como comenzamos, es decir, definiendo al Vespacar con el primitivo slogan que lo dio a conocer: “El car que Vespa garantiza”.
Francisco Glez. Del Piñal Jurado
