Estuvo en el mercado hasta 1971, fecha en la cual su fabricante decide dejar de hacerlo por la costosa mano de obra que llevaba implícita. El interior está mejorado con respecto también a sus predecesores, y la madera sigue siendo el principal sello inglés. En el caso que nos ocupa, procedente de Francia, este coche lo adquirió su dueño después de haber sido rematriculado en España.

Con una inversión después de la compra de casi 4.000 euros, el Triumph Herald 13/60 se pasea los fines de semana con verdadero carácter deportivo. Su motor de 1.296 cc, desarrolla algo más de 60cv, que si se encuentra con una buena puesta a punto (como el ejemplar presentado) ofrece la impresión de llevar más potencia y con más aprovechamiento. Está dotado de un carburador Stromberg CD 150, cuyo ajuste es muy fácil de hacer ya que sólo cuenta con un tornillo de mezcla aire-gasolina. El sistema de frenos se compone de discos delanteros con una buena capacidad de frenada, y tambores traseros que compensan con los delanteros la seguridad del vehículo. Los neumáticos 145/13 no son gran cosa para la fuerza que desarrolla una tracción trasera con escasa pérdida de potencia al árbol de transmisión, lo que obliga a tener cuidado sobre todo en curvas cerradas.

El interior es muy simple y cuenta con asientos algo incómodos, pero adaptados a su época en este tipo de utilitarios en los que había que ahorrar en lujos para compensar los costes de producción. El consumo está por encima de 8 litros si se le exige al motor, pero es agradecido en la respuesta y mantiene el par motor a pocas vueltas proporcionando la posibilidad de conducir en velocidades largas a regímenes bajos. Es un modelo que no ha tenido la repercusión de los posteriores de la marca, pero es recomendable tenerlo en la colección de cualquier enamorado a los coches británicos. Es sencillo de mecánica y carrocería, y sus repuestos se encuentran al 95% en el mercado británico y hoy por hoy a través de pedidos on line.

Un coche para disfrutar, eso sí, sólo para conductor y acompañante, porque en las plazas traseras no hay suficiente espacio para una persona.

Fotos y texto: Francisco González