En 1932, Citroën renovaba su gama con el lanzamiento del Rosalie, un modelo innovador por su diseño y sus técnicas de fabricación del que se lanzaron tres versiones de 8CV, 10CV y 15CV. Sin embargo, gran parte de su fama, y el nombre con el que ha pasado a la posteridad, vendría de una serie de vehículos transformados por la empresa de lubricantes Yacco que batieron 106 récord mundiales en el circuito de Montlhéry, cerca de París.