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XI Rally Internacional de Motos Clásicas de Colombres

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Diez años han pasado desde que en 2012 el Moto Club Indianos organizase su primer Rally de Colombres.

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Ni un solo año han faltado a la cita, incluso en los años en los que cientos de eventos eran cancelados, la dirección de los Indianos siguió adelante. Esa constancia y ese esfuerzo no han pasado desapercibidos para los asiduos de este singular evento, como ha quedado demostrado este año, en el que la asistencia se ha incrementado notablemente.

Ya son varias las ocasiones en que esta revista ha dado la oportunidad a un servidor de narrar lo que ha sido cada una de las ediciones y en qué consiste este evento. Para no ser repetitivo haré un pequeño resumen para aquellos lectores que descubran por primera vez estas crónicas. Para luego pasar a contaros algunas vivencias.

El Rally de Colombres es una reunión internacional de motos clásicas de una semana de duración en la que el mototurismo es la base. Diariamente se recorren rutas en la zona de Picos de Europa, en las que se rueda con rutómetro, cruces flechados y para los más avezados en tecnología rutas digitales. Todos los días se ofrece una comida a media ruta en algún lugar de interés y existe un servicio de asistencia que recoge las motos que hayan sufrido averías.

En este tiempo es habitual hacer nuevas amistades y por supuesto los reencuentros son algo que los asiduos esperan cada año con impaciencia. Las tardes-noches trascurren en las terrazas del Restaurante La Parra (sede del MC Indianos) entre cervezas y animadas charlas en las que es fácil ver cómo, a pesar de la diferencia idiomática, los motoristas nos entendemos a la perfección. Esta es la visión de Colombres que daría alguien que participa toda la semana y sin embargo hay otra visión, la de aquellos que se acercan a este precioso pueblo durante el fin de semana atraídos por las actividades que ofrece el Moto Club, como el mercadillo de recambios, la subida Bustio-Colombres, el Motocross y la carrera de Correpasillos para los peques. Todo con la presencia de las clásicas en la plaza cual museo al aire libre.

Se podría decir que hay tantos Colombres como asistentes y las historias son tantas que sería imposible narrarlas aquí. Lo que sí puedo hacer es contaros algunas de las que me han resultado más interesantes. Puedo contaros que ha habido una asistente que viniendo de Francia ha alquilado una moto sólo para este evento, pues tras haberlo vivido en años anteriores, no podía perdérselo a pesar de no disponer de moto en estos momentos. Un grupo ha venido desde Holanda por carretera y han prometido volver con muchos más compañeros el año que viene y cómo no también se han traído las bicicletas. Historias personales de superación como la de nuestro amigo Pascal, un reconocido periodista de la moto en Francia, que ha podido regresar a uno de sus Rallies favoritos de Europa tras superar una grave enfermedad. Y vaya regreso ha tenido. No solo ha realizado este Rally sino también la semana previa el Rally del Norte, del que os hablaba en el anterior artículo. Dispuesto a demostrarse a sí mismo que todo estaba superado realizó la prueba más exigente de todas, las 300 Millas de Colombres con su Nimbus de los años 30. Una preciosa cuatro cilindros en línea en sentido de la marcha y tres velocidades accionadas con palanca desde el lateral del depósito. Las 300 Millas es una prueba desafiante para máquina y piloto que está estimada para realizar en unas 10 horas, para lo cual se da la salida a las ocho de la mañana. Nuestro amigo hubo de esperar a las primeras luces del día para poder ver algo y aun así completó la prueba llegando el quinto a la meta.

A pesar de lo exigente de las rutas por Picos de Europa hemos tenido dos participantes británicos que todos los años terminan las rutas con motos de menos de 125cc. Este año con una preciosa MV Agusta y una Moto Guzzi. Es un verdadero espectáculo verles disfrutar, como el que más, con estas diminutas máquinas que siempre despiertan un interés especial además de la admiración por sus pilotos. Hemos tenido varios ejemplos de familias que ruedan juntas como parejas de hermanos, padre e hijo, padre e hija, sobrinos etc. etc. Es muy emocionante ver a los padres hablar orgullosos de sus hijos, cuando estos están distraídos. El primero en llegar en las 300 Millas, el pequeño de los Moreno, pilotaba la Norton que su padre, allí presente, había restaurado y poseído muchos años atrás. Verles a ambos emocionados bajo el arco de llegada fue conmovedor.

Algo tienen las motos y este evento que hacen superar dificultades de todo tipo, como el caso de un matrimonio británico que pilotaban sendas joyas de los años cuarenta. La mujer a punto estuvo de no poder asistir a su primera participación pues hubo de operar la muñeca derecha pocos días antes del inicio de la prueba. Tanto habían oído de este evento que decidió arriesgarse y venir igualmente. Verla pilotar todos los días, sin excepción, aquella gran y pesada BSA sin amortiguación trasera y horquilla Girder delantera, que es como no tener, fue increíble. Siempre con una sonrisa y admitiendo que pese a los dolores no se arrepentía ni lo más mínimo de su decisión, quedando clara su asistencia el año próximo.

Mencionaros también la historia de Zack que viajó desde Australia para recoger una Norton de los años 30 que se suponía debía estar lista para rodar. Lamentablemente no fue así y se perdió el Rally del Norte por completo, aun así, sin desanimarse lo más mínimo consiguió reacondicionar la magneto y hacerse con un nuevo carburador que le permitieron disfrutar del Rally de Colombres no sin sufrir alguna que otra avería más y pasar por los talleres que se habilitan en la sede del Moto Club (llamados el cobertizo de la vergüenza entre los participantes) y todo ello teniendo en cuenta que está pendiente de operarse de ambas rodillas. Y si esto fuera poco, se fue rodando en su renqueante Norton vía Francia hacia el Reino Unido.

Otra de las vivencias que se pueden experimentar en Colombres es disfrutar de una cena entre grandes campeones que todos los años tiene lugar la noche del sábado. Este año y como invitado de honor del Moto Club tuvimos la suerte de contar con la presencia de Benjamín Grau piloto que todo aquel que sepa algo de motos no necesita que yo le explique lo que representa en la historia del motociclismo. Lo que sí puedo es mencionar que conocer a la persona tras ese nombre ha sido una gratísima sorpresa. Su cercanía, su pasión por este mundo de las dos ruedas y una humildad, poco acorde con su palmarés, le adornan. Allí también estaba José Ángel Mendivil una leyenda del Motocross y habitual de este Rally al que se le coge cariño en cuanto se le conoce, pues rezuma humanidad por los cuatro costados quien siempre está acompañado de otro gran campeón y amigo José María Saiz “Titín”.

Todas estas pequeñas historias y muchas que se quedan en el tintero, son muestra del sentimiento de familia que se vive en este evento. Los veteranos se preocupan por los nuevos, haciendo que todo les resulte más fácil. La amistad de años, se celebra cada vez, como un tesoro que no se quiere perder. Se recuerda a los que ya no vendrán y en su honor se celebra la vida cómo solo lo hacen aquellos que han vivido lo suficiente. Colombres es mucho más que un Rally, es una celebración. No sorprende pues, que cada año y desde tan diferentes orígenes, comience una peregrinación que se anhela durante doce meses.

COLOMBRES ES EL LUGAR AL QUE TODOS DESEAN VOLVER.

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