El pasado 23 de octubre, desde las 10:30 h los aficionados, entusiastas y paseantes pudieron disfrutar de un domingo mucho más que entretenido, rememorando el pasado entre máquinas de otras décadas, en esta ocasión sobrepasaron los 280 vehículos convocados (más de 50 venidos de Gran Canaria) además de una estimación de más de 5.000 personas, que fueron testigos de este gran acontecimiento automovilístico.

Sin perder ni un ápice en cuanto a organización se refiere, pues no hay duda de la disposición y logística de todos los implicados, ya que el trabajo y la experiencia combinan muy bien cuando las cosas se hacen con conciencia sin dejar cabos sueltos, pues más de dos meses de preparación repartidos entre 30 personas, no deja lugar a la improvisación.

En cuanto a los vehículos allí expuestos podríamos decir que había de casi todo de las diferentes décadas de la 2ª mitad del siglo pasado, sobresaliendo el clásico popular, marcas y modelos muy variados, representando a los países más emblemáticos de producción de los mismos , y por supuesto, ni que decir de la excelente presentación de cada uno de ellos. Entre coches en diferentes versiones camiones y motos, comentar también que cada vez más los clásicos orientales se han hecho un sitio muy importante, no solo dentro de los populares, sino exclusivos modelos muy escasos, acentuando también sin ninguna duda los jóvenes propietarios que se unen a la afición del vehículo clásico, ampliando y valorando.

Como final de esta gran fiesta del motor, todos los propietarios fueron obsequiados por un bonito detalle de recuerdo e invitados a un suculento almuerzo, en la cual al finalizar, el presidente del club Don Bruno Hdez. León agradeció el esfuerzo de todos los invitados por su presencia y dar las gracias a los clubes (Adacates, American Car, Amigos de los Clásicos de G.C., Avac, Clásicos de Guimar, Lancia, Toyota, Nublo Classic Car, Opel, Vespa), además de invitados particulares, entidades y personas implicadas, por su incondicional apoyo a este evento; el cual se ha convertido en el casi más importante de sus fiestas patronales, premiando además de considerar y poner al motor clásico en el lugar que le corresponde, no solo expuesto al público sino rodando por las carreteras, ofreciendo una retrospectiva lección de historia evolutiva del transporte, mecánica, diseño y por supuesto la conservación de un patrimonio que, de no ser por los aficionados, serían como la extinción de algo que una vez formó parte de nuestra historia.

Texto y fotos: Lorenzo Suárez Dorta