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Los 600 se reunieron en Tordesillas un año más

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Un año más, La Senda de Tordesillas ha promovido un encuentro de Seat 600 en su ciudad. Nada menos que el 23º, ¡y camino de las “bodas de plata”!

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Pues, eso, nunca mejor dicho: un encuentro de amigos, los incondicionales, los de siempre, la familia seiscientil. Porque encuentros hay por toda la geografía española y esta familia se reúne un día en Tordesillas, al otro en A Coruña, y a los siguientes Arcade, León, Salamanca, Sevilla, Málaga, Cantabria, Asturias, Albacete… El comentario de una participante lo dice todo: “Mientras tenga reuniones con mi seiscientillo, no me apetece irme a casa”.

El Seat 600 se ha convertido en un símbolo idolatrado, admirado y mimado por los propietarios. Cuando Dante Giacosa diseñó el 600 no se imaginó la guerra que iba a dar este bólido y las batallas que ganaría. De un simple “motor atrás” se ha convertido en un legendario Hércules versátil, adaptable y un todoterreno que soporta todo lo que le echen. Y ha gustado el 600 que se han hecho cerca de 20 versiones diferentes. Y sigue gustando en 600, no sólo porque sus propietarios los cuidan y mantienen, sino también porque hay gente joven que le mola conseguir uno y disfrutarlo. A lo largo de su vida ha tenido varios nombres: Seiscientos, pelotilla, bolilla, seita, seilla, ombligo… Sí, señor, ombligo; su forma recuerda el vientre de una embarazada y ¿acaso en el suyo no cabía toda la familia, con la suegra, el perrito, las maletas y el cesto de patatas? A cada año que pasa, también son notables la inversión y dedicación para conservarlos en origen; aunque también, por admitir tanta versatilidad, se encuentran adaptaciones de elementos y motorizaciones con el único fin: poder hacer de un tirón y a más potencia los 600, 500, 800, 1.200 km que separan los distintos puntos de encuentros.

En esta ocasión: Tordesillas, 6 y 7 de julio, sol de justicia, XXIII encuentro de viejos amigos y más de medio centenar de máquinas flamantes. Sábado, reunión y toma de contacto en la emblemática Plaza Mayor, para salir hacia Simancas cruzando los campos de cereales olientes a siega y paja trillada. Simancas, histórica y bella villa mirando de frente al Pisuerga. Disfrute de su intrincada red de calles de bonita arquitectura tradicional; majestuosa iglesia y no menos el castillo (hoy convertido en el Archivo General de Simancas). Domingo, vuelta a la Plaza Mayor para tomar un aperitivo, hacer el tradicional recorrido por las calles de la villa (este año San Cristóbal se ha quedado sin el paseo), almuerzo de confraternidad y la amarga despedida, pero la ilusión de verse pronto en otro punto de encuentro de Seat 600.

Pepe Gude

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