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II Monegros Desert

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• Organizado por LML España Scooter Club y Slow Riders Aragón.

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10 septiembre, Zaragoza

Zaragoza fue testigo de la segunda edición del Monegros Desert Run, organizado por LML España Scooter Club y Slow Riders Aragón.

 Aunque se anunció que las inscripciones comenzarían a las 9 h, media hora antes comienzan a aparecer los primeros valientes que van a adentrarse en el desierto de Los Monegros en esta edición denominada "Army Edition" que propone acercar la Guerra Civil Española a los asistentes mediante una ruta por escenarios de la contienda en el desierto.

Con 85 inscritos y una amplia variedad de motos desde scooters clásicos hasta customs pasando por Royal Enfields, da comienzo la ruta, saliendo desde Zaragoza hasta llegar a la primera parada: el Albergue Santuario de Monegros, situado en la cercana localidad de Leciñena. A pesar de su cercanía (unos 30 km desde Zaragoza), las motos de menor cilindrada sufren bajo un Cierzo que comenzó con 25km/hora y alcanzaría los 50km/hora a lo largo de la jornada.

Desayunamos disfrutando de las vistas del desierto que nos ofrece el mirador situado en lo alto y continuamos la aventura hasta la población de Robres, localizada a otros 25km, donde aparcamos las motos en la plaza de las antiguas escuelas, a buen resguardo entre dos imponentes cañones que vigilarán la retaguardia mientras visitamos el Centro de Interpretación de la Guerra Civil en Aragón.

A eso de las 13:30 h llegamos hasta lo alto de la Posición Santa Quiteria, formada por un ramal de trincheras y un búnker, ubicados junto a la ermita del mismo nombre, en una loma cercana a la población de Tardienta.

Debido al retraso ocasionado por las fuertes rachas de viento, que nos hacen avanzar agazapados sobre las motos como si la aventura estuviese teniendo lugar bajo un intenso fuego enemigo, la organización decide poner fin a la ruta en este punto, prescindiendo del siguiente y último enclave (el embalse de La Sotonera), donde de todas formas teniendo en cuenta el vendaval, era poco probable que ningún recluta tuviese las agallas necesarias para darse un chapuzón en las heladas aguas.

Sin la presión del contrarreloj, se disponen las esperadas vituallas, que caen sin posibilidad de defensa ante un escuadrón de moteros que se entrega a fondo en reducir los núcleos de resistencia de tortilla, desarmar los contingentes de longaniza y agotar las reservas de queso y cerveza del enemigo.

La fiesta para celebrar la victoria del hombre frente al desierto tiene lugar en las inmediaciones de la ermita, donde se sortean los regalos aportados con generosidad por las potencias afines (patrocinadores), con el consiguiente cachondeo y gritos de "¡toooongo!" por parte de la tropa ante cada número premiado.

Sin lamentar ningún incidente a parte de un par de pequeñas averías solucionadas in situ en una aguerrida Vespa, finalizamos el evento sobre las 15h rodeados de búnkers y trincheras, despidiéndonos hasta el año que viene, conscientes de que hemos ganado esta batalla, pero aún continuará la guerra.

Anko Gómez

Fotos: Jenn Wolf

 

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