Los que tenemos cierta edad recordamos nuestra infancia yendo en un coche sin aire acondicionado, elevalunas eléctrico, ABS y sin cinturones de seguridad traseros; un horror para los jóvenes de ahora.

Aquellos coches son los que ahora llamamos clásicos, antiguos o “cacharros” (con mucho cariño). Coches que crearon afición y no han caído en el olvido, afortunadamente. Son patrimonio histórico de este país y hemos de seguir intentando que lo sean a pesar de las trabas que ciertos ayuntamientos quieren imponer.

El pasado 15 de septiembre se celebró la II Fiesta del motor clásico del Club ASR Clàssics en Els Pous de Glaç, LLiçà de Vall, Barcelona. Una fiesta que, como en la primera edición y en las cinco concentraciones anuales anteriores, reunió a cientos de vehículos clásicos y preclásicos en los 40.000 m2 proporcionados por el Ayuntamiento para tal ocasión. En total asistieron unos 600 vehículos clásicos de más de 30 años, de acuerdo con la normativa, y unos 100 preclásicos y míticos. Sin olvidar los asistentes con vehículos modernos que vinieron a disfrutar del evento.

Ambiente festivo desde las 8:30 h, hora en que empezaron a entrar los primeros vehículos al recinto. Todo preparado y a punto gracias a los 60 socios colaboradores voluntarios que hicieron todo lo posible y más para que cada cosa fluyera adecuadamente. Los equipos del bar, carpa del club, escenario, actividades infantiles y el equipo de aparcamiento, incluso el equipo del dron que tomó espectaculares imágenes desde el aire. Contamos además con food trucks, stands relacionados con el mundo del motor y paradas de recambios.

Este año el Club quiso conmemorar el 60 aniversario del Mini. Para ello asistieron unos 50 Mini, con el Club Mini Cooper Catalunya, como club invitado. Todo un espectáculo verlos alineados y ver cómo la gente comentaba recuerdos con ellos.

Buen tiempo, buena música, buenos vehículos (el nivel sigue subiendo cada año), y adultos y niños disfrutando. La verdad, no se podía pedir más.