En tiempos de posguerra y con apenas nueve años, ya estaba trabajando de aprendiz en el taller mecánico de su tío, ayudando en lo que se podía, pero sobre todo con la inquietud y pasión de un niño que, con los ojos bien abiertos, buscaba la lógica y consecuencias del movimiento a partir de una combustión, que poco a poco fue deduciendo, hilando una cosa con la otra, atento a las instrucciones de su maestro, haciendo lo que podía y fijándose mucho en todo, descubrió los secretos del intrincado mundo de la mecánica y sus artilugios.
Más adelante, aprovechó unos cursos impartidos por Peugeot, y con 18 años se fue a Suecia, donde terminó su formación en varias marcas y talleres especializados. Hoy en día disfruta de sus dorados años de jubilación, después de haber sido el propietario de uno de los talleres de mecánica general más prestigiosos y serios del sur de Tenerife, además de amante incondicional de clásicos, con una envidiable colección, todos restaurados por él mismo, excepto chapa y tapicería.
Su joya más preciada fue traída de Francia en unas condiciones muy precarias. Lo desmontó, arenó, fondeó y pintó, montó pieza a pieza su motor, caja, frenos, etc. Lo tapizó y reconstruyó en 10 meses de trabajo. Se trata de un Mercedes Pontón 220 SE negro de 1959.
Continuaremos con un británico Triumph Stag V8 de 1972 en mejores condiciones que el anterior, pero por supuesto también se restauró su motor y se repintó con su color original.
Otro británico seria el Jaguar XJ6 4.2 de 1970 conservado original que, por casualidades de la vida llegó a sus manos, creyendo que completaría su colección. Pero los retos de la vida son imprevistos que no se pueden dejar pasar, y así por casualidad también llegaron a su taller dos Opel Kadett, uno “E” LS coupe de 1967 y un “A” también coupe de 1963, pero a diferencia de Jaguar, a éstos si hubo que restaurarlos totalmente, pues a punto estuvieron de desaparecer abandonados en un descampado.
Me comenta don Francisco que la mayor de sus ilusiones, en cuanto a clásicos se refiere, es el momento de su adquisición, seguido de una paciente restauración compartida con los amigos, y después su presentación en exposiciones, comentando los buenos momentos, pues los malos ratos, agobios y momentos en los que dan ganas de dejarlo todo, más vale no acordarse de ellos, y para muestra valgan los dos ejemplos que pongo a continuación. Uno de ellos es un Volvo Amazon 121 ranchera de 1967, al cual no solo se le tuvo que repasar toda la carrocería y chasis, sino que el piso se trajo íntegramente de Suecia, su motor quedo a “0” km, un reto de casi dos años.
El segundo caso y último (por el momento), es la gran aventura de un DeSoto Sedan Custom 6c. de 1949, el cual compró casi a ciegas por culpa de un amigo que se empeñó en que no podía dejar pasar esa oportunidad. La cuestión es que ya han pasado cinco años de una restauración integral y artesanal a falta solo de tapicería y detalles de electricidad, por suerte y a pesar de los pesares, la amistad continúa.
Un joven clásico o youngtimer no podía faltar en su colección, como un Maserati Biturbo 2.24v de 1990, con muy pocos kms y totalmente conservado original. Pero no solo de coches se sustenta el garaje de nuestro protagonista, sino que también algunas motos de diferentes cilindradas y modelos conforman su colección. Solo presentaré una DKW de 1936, la cual perteneció a su tío. Fue localizada en la isla de La Palma entre escombros, y no dudó en buscar al propietario, traerla a Tenerife y restaurarla. Ya casi está a punto, a falta de un par de detalles. Damos las gracias a Don Francisco por mostrarnos parte de su colección. Sin duda, el garaje de este gran aficionado da para más, por lo que dejamos el círculo abierto para poder continuarlo en otro artículo.
Texto y fotos: Lorenzo Suárez Dorta
