XXI Concentración Nacional Seat 600 en Tordesillas

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La broncínea talla del toro de La Vega de empitonadas astas y resoplantes ollares contemplaba estático la caravana multicolor de los Seat 600 en su ir y venir, cruzando el puente sobre el río Duero para visitar las campiñas y ciudades de Nava del Rey, Siete Iglesias de Trabancos y Pollos. Y así transcurre el feliz XXI Encuentro Nacional de Seat 600 y derivados que, por obra, gracia, sudor y lágrimas de la agrupación La Senda ha logrado una reunión satisfactoria de clubes y aficionados  para gozar del placer de unos ricos yantares y el disfrute del emblemático coche del pueblo español, el Seat 600.

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Esos chicos de La Senda,

con orgulloso talante

y una sonrisa elegante,

narran la urbana leyenda

Que el toro dijo al morir

con un pesar muy profundo:

Siento dejar este mundo

y como un espectro huir

de la real Tordesillas

sin poder ver por sus calles,

por la Vega, por sus valles

las flamantes “pelotillas”

Este año que se cumple el 60 aniversario  de su salida de las fábricas de SEAT, el 600 sigue rodando y causando admiración. Recuerdos que evocan a los presentes, historias inconfesables, batallitas de película y añoranza familiar; porque se llegaba a considerarlo un miembro de la familia con nombre de pila, ¿acaso no había bautismo con el cura ataviado para la ocasión?

Julián, Oscar, Juanma, Oscar, Gabriel, sus sufridores y demás colaboradores, con abnegada  dedicación,  han hecho una vez más que la acogida y el transcurso de la  XXI edición quedara en el recuerdo y “gancho” para la próxima, por lo menos.

Manolo Rodríguez, con su 600 Abarth, embajador de Tordesillas por la toda geografía española, el abuelo D. Felipe Castaño, coleccionista,  con sus 600 N; Pepe Gude con su 800 Costa, Modesto y su escudería, clubes de Madrid, Salamanca, Palencia, Galicia, Asturias, País Vasco, Málaga, Ciudad Real, Albacete.. . han logrado que este evento ayudara a engrandecer la figura del Seat 600 y satisfacer la curiosidad y admiración incluso de los indiferentes.

Fotos y texto: Pepe Gude

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